11 enero 2006

La OMS investiga si el virus de la gripe aviar se transmite ahora más fácilmente

La rápida propagación del virus de la gripe aviar en Turquía, que en 10 días ha llegado del extremo oriental al occidental del país, ha provocado alarma. Turquía ha confirmado 15 casos de contagio en humanos desde el pasado día 1, mientras que en el sureste asiático ha habido 143 en tres años. El equipo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Centro Europeo de Control de Enfermedades que ha viajado a Turquía analiza si hay algún factor que haya acelerado la propagación del virus, explicó ayer el jefe del equipo, Guenael Rodier.

La OMS confirmó ayer el decimoquinto caso de gripe aviar en humanos (cuatro confirmados con el tipo más mortal, el H5N1) y China anunció su octavo. Los expertos que han viajado a Turquía se han dividido en dos grupos. Uno se ha quedado en Van, al este del país, donde se han dado los cuatro casos confirmados de la peor variante del virus, la H5N1, y donde existen otros seis casos sospechosos (ya se sabe que son del tipo H5; falta por confirmar el tipo de la proteína N). El otro está en Ankara, donde hay otras personas hospitalizadas y donde están los laboratorios que pueden confirmar el tipo de enfermedad.

Rodier, especialista en enfermedades transmisibles de la oficina europea de la OMS, informó ayer mediante teleconferencia desde Ankara que ya se habían dado brotes en animales en siete provincias turcas. "De momento, la característica del brote en humanos es igual que el de los ocurridos en Asia", donde desde 2003 han muerto 76 personas, dijo Rodier: pequeños brotes en zonas donde las personas conviven muy estrechamente con las aves.

El especialista insistió en que no hay "motivo para sospechar que se haya producido una transmisión entre humanos". La posibilidad de que el virus pase de persona a persona es la más temida, porque podría ser el inicio de la pandemia. Rodier atribuyó la rápida expansión de la enfermedad en Turquía a los movimientos de las aves y de las personas. Además, "al principio la gente no tenía conciencia del peligro". Ello explicaría la cantidad de niños expuestos (ha habido dos que se han infectado por jugar con los guantes que usó su padre para enterrar las aves muertas).

Fuente: El País

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